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Los diez hallazgos científicos que han marcado la década diciembre 7, 2009

Posted by Manuel in biologia, ciencia, creacionismo, diseño inteligente, divulgación científica, educación, escepticismo, evolucion, geología, historia de la ciencia, microbiologia, origen de la vida, paleontología, pseudociencia, sociedad.
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Imagen de la señal más antigua nunca vista del Big Bang / NASA


JUDITH DE JORGE- ABC Digital

¿Cuáles son los mayores acontecimientos científicos de la última década? El prestigioso Instituto Smithsoniano, una sociedad administrada por el gobierno de EE.UU. para la difusión del conocimiento con casi 200 años de antigüedad, ha elaborado una lista con los diez que considera fundamentales. Entre ellos se encuentra la secuenciación del genoma humano, el descubrimiento de agua en Marte o la visión de las señales del Big Bang en el Universo, todas selecciones irreprochables que entrarían en cualquier inventario de grandes logros. Sin embargo, la sociedad incluye otros hitos más polémicos, como el Nobel de la Paz para Al Gore por su defensa del medio ambiente o el varapalo en los tribunales de las teorías del «diseño inteligente», que consideran que el Universo es la creación de un ser superior. La relación de hallazgos es la siguiente: (Seguir leyendo AQUÍ

El «diseño inteligente», rechazado por un tribunal: No se trata en sí mismo de un hallazgo científico, pero sí tiene importantes implicaciones en la comprensión de nuestros orígenes y en cómo se transmite a las futuras generaciones. El «diseño inteligente» es una corriente que sostiene que el origen de la vida es el resultado de las acciones racionales de un agente inteligente superior. La comunidad científica lo considera un dogma y una pseudociencia. En 2006, una escuela de Dover (Pensilvania, EE.UU.) quiso introducir estas teorías como asignatura para sus alumnos. Los padres acudieron a los tribunales, que sentenciaron a su favor, aludiendo a la carga religiosa de estas teorías y proclamando que no se tratan de una ciencia.

A ver si toman nota aquellos que dicen que la comunidad científica respalda el DI.

El Nobel de Medicina premia a los padres de la telomerasa, la enzima de la juventud celular octubre 6, 2009

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telomeros
El Mundo

El Premio Nobel de Medicina 2009, que concede el Instituto Karolinska de Estocolmo, ha recaído este año en los descubridores de los telómeros y la enzima telomerasa. El jurado ha valorado los trabajos de Elizabeth H. Blackburn, Carol W. Greider y Jack W. Szostak, en este campo cuyas implicaciones afectan tanto al proceso del envejecimiento como del cáncer.

Los telómeros son una estructura que protege el extremo de los cromosomas humanos y los protege del proceso de envejecimiento, es decir, se encargan de dar estabilidad a los cromosomas.

A medida que las células se van dividiendo, los telómeros (del griego ‘telos’, final; y ‘meros’, parte) se van acortando, algo que, por ejemplo, las células cancerosas contrarrestan produciendo una enzima denominada telomerasa, que les permite seguir sobreviviendo.

«Los descubrimientos de Blackburn, Greider y Szostak han añadido una nueva dimensión para la comprensión de la célula, han arrojado luz sobre los mecanismos de enfermedades y han estimulado el desarrollo de potenciales nuevas terapias», ha destacado sobre ellos el Instituto Karolinska.
(más…)

Los Ig Nobel: la ciencia es crítica a la vez que divertida julio 21, 2009

Posted by Manuel in ciencia, divulgación científica, educación, escepticismo, humor, pseudociencia, sociedad.
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Hoy en La ciencia y sus demonios podemos leer Los Ig Nobel: la ciencia es crítica a la vez que divertida

Científicos creacionistas (V): Arthur Compton noviembre 3, 2008

Posted by Manuel in astronomia, ciencia, creacionismo, diseño inteligente, divulgación científica, escepticismo, evolucion, historia de la ciencia, religión.
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Hoy le toca el turno a otro científico incluído en algunos listados YECs como creacionista literalista bíblico. A grandes rasgos, y como resumen os informo que Compton fue el físico que demostró la dualidad onda-partícula de la radiación electromagnética. Por ello recibió el premio Nobel. Fue un cristiano protestante de creencias muy fuertes, como veremos, y que en todo momento intento establecer un nexo de no confrontación entre ciencia y religión. Nada en su biografía indica que fuese un YEC, sino todo lo contrario. Fue una persona muy creyente, creacionista, en el sentido de que sí pensaba en la existencia de un Dios creador, pero lo suficientemente informado científicamente para no negar la antigüedad del universo o dudar de los métodos de datación con isótopos. Empecemos por un pequeño repaso a su vida.

Compton nació en Wooster (Ohio) en 1892 y murió en Berkeley en 1962. Estudió en el Wooster College y en la Universidad de Princeton. En 1923 fue profesor de física en la Universidad de Chicago. Durante su estancia en esta universidad, Compton dirigió el laboratorio en el que se produjo la primera reacción nuclear en cadena, lo que provocó que tuviera un papel relevante en el Proyecto Manhattan, la investigación que desarrolló la primera bomba atómica. Desde 1945 hasta 1953 Compton fue rector de la Universidad de Washington y después de 1954 fue catedrático de Filosofía Natural.

Sus estudios de los rayos X le llevaron a descubrir en 1922 el denominado efecto Compton. El efecto Compton es el cambio de longitud de onda de la radiación electromagnética de alta energía al ser difundida por los electrones. El descubrimiento de este efecto confirmó que la radiación electromagnética tiene propiedades tanto de onda como de partículas, un principio central de la teoría cuántica.
Por el efecto Compton y por su investigación de los rayos cósmicos y de la reflexión, la polarización y los espectros de los rayos X compartió el Premio Nobel de Física de 1927 con el físico británico Charles Wilson.

Era hijo de un ministro presbiteriano, lo que marcó profundamente su formación religiosa. Así la vida de Compton fue activa en asuntos relacionados con la religión: enseñó en la Sunday School de Princeton, fue decano en la Segunda Iglesia Presbiteriana de St. Louis y miembro del Consejo de Educación Nacional Presbiteriano. Fue ecunémico en sus relaciones, por ejemplo Presidente del Movimiento Misionero Seglar, Portavoz Protestante en la Conferencia Nacional de Cristianos y Judíos, Portavoz General de la Hermandad Mundial, Relaciones Interparriocales de la Iglesia Presbiteriana. Recibió honores por sus ponencias en seminarios teológicos judíos.

Una constante en su vida fue la de aunar su fe religiosa con la ciencia que practicó.
En su obra The Freedom of Man de 1935, que recoge una serie de conferencias impartidas en la universidad de Yale, sintetiza su pensamiento para compatibilizar la fe y la ciencia. Compton opinaba que el sentido del significado de la vida estaba más allá de la ciencia. Para Compton uno de los grandes significados de la ciencia es que anima al hombre a crecer en libertad.

A modo de resumen rescato algunas de las principales ideas de su obra: Las esperanzas de la civilización reposan en el avance de la ciencia. Sin ser un positivista, sí que vislumbró la importancia que la ciencia tiene para el desarrollo de la sociedad. Además destacó que en esencia, no hay conflicto entre la ciencia y la religión. Lo que lleva a pensar en los diferentes ámbitos de actuación de ambas. Ahora bien, este científico, al igual que ocurría con Chain dejó claro que Dios controla todos los caminos en el mundo para todos aquellos que quieran llegar hasta Él. Y así mismo controla todos los procesos naturales, y una de las labores de la ciencia es conocer esos procesos. Por tanto, para él, estamos ante procesos guiados.

Compton resume su credo en una reflexión en las conferencias MacNair: si realmente la creación de personas inteligentes ha sido uno de los principales objetivos del Creador, en estos momentos en los que la humanidad ha alcanzado un alto grado de desarrollo, poseemos la oportunidad y la responsabilidad de trabajar juntos para intentar llegar al mejor mundo posible en el que vivir.

En resumen, y dejando de lado la última afirmación en la que manifiesta un sentimiento que da sentido a su vida, parece que Compton veía la necesidad de aplicar criterios teleológicos a la naturaleza.

Hay otros aspectos de la vida de este científico que resultan, tal y como resaltan algunas biografías, algo polémicas. Así por ejemplo, Compton contribuyó de forma decisiva en la fabricación y en el uso de la primera bomba atómica. Fue uno de los responsables de la producción de plutonio a partir de uranio durante el proyecto Manhattan. Además se le consultó sobre su opinión personal acerca de si era conveniente lanzar la bomba sobre Japón. Su respuesta fue afirmativa. Otro aspecto controvertido de su vida fue aquel en el que como rector de la Universidad de Washintong (St. Louis) se le criticó por promover la discriminación racial, ya que esta universidad contó con el triste record de ser la mayor institución de enseñanza superior que más tarde abrió sus puertas a los estudiantes de raza negra.

¿Y qué opinaba Compton acerca de la teoría de la evolución (TE)?. He sido incapaz de encontrar ninguna información acerca de este tema. Lo cual no es raro, era un físico, y desarrolló su trabajo en temas no relacionados con la evolución. Y si no era YEC tampoco sentía una convulsa obsesión de criticar a la ciencia o al darwinismo. Pero sí que he encontrado una relación entre Compton y Darwin. Un cráter de la Luna fue bautizado como cráter Compton en honor a este físico y un cráter marciano ha sido bautizado como cráter Darwin, con la diferencia de que el cráter marciano fue bautizado así en honor de George H. Darwin astrónomo inglés e hijo de Charles Darwin. Pero seguro que padre e hijo compartieron muchos genes 😉

Ciencia latina octubre 10, 2008

Posted by Manuel in ciencia, divulgación científica, educación, escepticismo, historia de la ciencia.
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No es ningún secreto que una buena parte de América estuvo gobernada por la corona española durante varios siglos. Eran tiempos en las que las llamadas grandes potencias ejercían un poder imperialista sobre extensas regiones del planeta. El imperio español no era el único. En la misma época Inglaterra, Holanda, Francia o Portugal también poseían bajo su dominio grandes regiones.

Salvo honrosas excepciones, España siempre ha estado fuera de la vanguardia científica. Las causas son múltiples, pero fundamentalmente tiene sus razones en la estrechez de miras, tanto de la iglesia, de la corona y de la aristocracia dominante. Además, España no formó parte de la revolución científica de los siglos XVII, XVIII y XIX, motivo que pesaría como una losa sobre el desarrollo científico de la nación española.

En el otro extremo tenemos un país colonial como Inglaterra, que ha desarrollado su ciencia de forma extraordinaria desde el siglo XV. Sin ir más lejos la Royal Society (su academia de ciencias) se fundó en Londres en 1662, e introdujo algo de vital importancia: la publicación de revistas periódicas para comunicar a todos los resultados científicos. En España, la Real Academia de Ciencias no se fundó hasta 1847, casi dos siglos después. Quien haya visitado Londres habrá tenido la oportunidad de ver la extensión de una sus universidad más emblemáticas, el Imperial Collage, junto al National History Museum. Dos templos del saber científico. En comparación el Museo de Ciencias de Madrid viene a ser la caseta del perro del museo británico, con todo mi respeto para los compañeros que trabajan y hacen una labor sobresaliente en él. Pero Madrid tuvo la oportunidad de contar con una gran institución científica. El actual edificio del Museo del Prado se diseñó, en realidad, para albergar la Academia de Ciencias, junto al Jardín Botánico y el observatorio astronómico. Pero finalmente la corona decidió que era más conveniente usarlo para algo menos revolucionario para el pueblo y la monarquía, y en él se ubicó la colección de pinturas de los reyes.

Los resultados de esta política de dejadez hacia la ciencia es fácil de comprobar hoy día. España no posee ningún premio Nobel en Física o Química y posee uno solo, Ramón y Cajal, en Medicina. El Nobel de Severo Ochoa computa para USA, ya que hizo toda su carrera investigadora allí, y se nacionalizó como ciudadano de ese país. Las cosas no han ido mucho mejor para los países latinoamericanos. Una comunidad de cerca de 400 millones de habitantes sólo posee 4 premios Nobel de ciencias; dos de Química, Mario Molina (México) y Luis F. Leloir (Argentina) y dos de Medicina para Bernardo A. Houssay y César Milstein, ambos argentinos. La comparación es odiosa con el mundo anglosajón. Gran Bretaña poseía en el 2006, 23 premiados en Física, 24 en Química, y 27 en Medicina. Antiguas colonias británicas como USA posee más de 200 premios Nobel, e incluso Australia que posee una población de sólo 20 millones de habitantes, tiene 9 premios Nobel en ciencias.

Uno puede sacar a relucir la riqueza de países como USA, Gran Bretaña o Australia, frente a un menor desarrollo económico de España o Latinoamérica, pero aquí es donde sale a relucir la gran cuestión: ¿y no estará ese gran desarrollo económico ligado precisamente a su mayor apuesta por la ciencia y el desarrollo en I+D?. Para mí la respuesta es muy clara.

Fuente de datos:

1. Wikipedia
2. La razón estrangulada. Carlos Elías. Editorial Debate.